Según explicó Jannini a la revista
New Scientist , las mujeres que no tuviesen el espacio uretrovaginal del grosor suficiente no tendrían punto G y no podrían experimentar el orgasmo vaginal. Si la hipótesis de los investigadores se confirma, una ecografía serviría para saber el tipo de placeres que podrá esperar cada mujer.
Después de la conclusión de los investigadores italianos, comienza la discusión. Algunos expertos creen que lo que Jannini llama “punto G” no es más que una parte interna del clítoris, responsable de la mayor parte de los orgasmos conocidos. Es posible que el tamaño del clítoris, muy variable, esté relacionado con los orgasmos atribuidos al punto G.
Para quienes no puedan experimentar el orgasmo vaginal, el director del estudio asegura que no hay motivo para la desesperación. “Aún pueden tener un orgasmo normal a través de la estimulación del clítoris”, dice. Otros proponen que la región detectada por Jannini podría ejercitarse como un músculo o incrementar su tamaño empleando los fármacos adecuados.
El nombre de “punto G” lo acuñó el ginecólogo alemán Ernest Gräfenberg en 1950 para referirse a un área dentro de la vagina en la que se encuentran las glándulas de Skene. Estas glándulas serían el equivalente femenino de la próstata y se cree que están implicadas en el orgasmo vaginal femenino.
Durante muchos años, el debate sobre la existencia de este punto concreto ha sido intenso y muchos dudan aún de que exista. El equipo que ahora presenta el sistema para la detección del punto G por ecografía lleva ya años estudiándolo, algo que, según ellos, no se había hecho hasta ahora de una manera apropiada. “Es ridículo que hayamos esperado hasta ahora para conocer de verdad la anatomía femenina”, dijo Jannini en 2002.
Por último, los investigadores italianos dejan claro que uno de los hallazgos esenciales de su investigación es que no haber experimentado nunca un orgasmo vaginal es completamente normal.