Vía hardzone
Una de las principales características que diferencian al OCCT del resto de programas similares, es que aglutina en un solo programa la posibilidad de probar la estabilidad del procesador, de la tarjeta gráfica e incluso de la fuente de alimentación. Para ello tiene una serie de pestañas que dividen las opciones internas en función del componente que queramos comprobar.
Así, la primera pestaña, denominada CPU: OCCT se emplea, principalmente, para comprobar la estabilidad del sistema en lo que respecta al procesador y la memoria RAM, tanto cuando el equipo está con las frecuencias de stock, como cuando se le ha hecho algún tipo de overclock y querdemos saber si está bien realizado.
La siguiente pestaña, llamada CPU: LINPACK está diseñada para que el procesador pase por un test en el que genere el máximo calor posible. De esta manera, podremos saber si el sistema de refrigeración que le hemos montado es suficiente para lo que queremos hacer con el equipo o no. Pero, ojo, este test no es conveniente para detectar si un overclock es estable o no.
La penúltima pestaña, GPU: 3D, obliga a la tarjeta gráfica a renderizar una escena de manera continua. Esto consigue que tanto la GPU como la VRAM de la tarjeta gráfica se estresen al 100%, lo que permite averiguar si tenemos algún problema con ellas. O bien, si el OC que le hemos hecho a la gráfica es estable o no. Un aviso que os damos: este test hará que se caliente mucho la tarjeta gráfica, así que no es muy recomendable hacerlo en verano.
La pestaña final, POWER SUPPLY, es la que está diseñada para testar al máximo las capacidades de la fuente de alimentación. Para ello, el programa es capaz de poner al 100% tanto al procesador como a la tarjeta gráfica.
Junto con el cuerpo principal del programa, también saldrá otra ventana donde podréis ver un gráfico en tiempo real de los parámetros de uso, frecuencias, voltajes y temperaturas que el programa puede leer de cada uno de los sensores de la placa base.
El gran problema que le vemos al OCCT es que las opciones de configuración para la versión gratuita son algo escasas, y se limitan a la cantidad de sensores que se pueden seguir en tiempo real
Aun así, para un usuario medio, estas opciones son más que suficientes para la gran mayoría. Y si creéis que se os pudiera quedar pequeño con todo lo que aporta, entonces siempre podéis comprar la versión con licencia, que aporta algunas posibilidades extra.
Uso del programa OCCT para comprobar la estabilidad del sistema
El OCCT es un programa que es extremadamente sencillo de utilizar. Cuando vayamos a iniciar un test de estabilidad, lo primero que deberéis seleccionar es si va a ser un test automático (en cuyo caso, deberéis de seleccionar la duración del test en horas y minutos), así como el periodo de tiempo que se seguirá monitorizando antes y después de la prueba.
En el caso de las pestañas relativas al procesador, también podréis elegir si queréis que la prueba se haga en 32 o 64 bits, la cantidad de datos que se cargarán en la RAM y el número de hilos del procesador que se emplearán en la prueba. Por contra, en el caso de la prueba para la GPU, podremos elegir la versión de DirectX con la que se ejecutará la prueba, la resolución, si la queremos a pantalla completa o que compruebe si se produce algún error en la imagen que se representa en pantalla. La prueba de la fuente de alimentación es una mezcolanza de las dos pruebas de las que acabamos de hablar.
Vía Neoteo:
¿Decidido a aplicar un poco de overclocking en tu sistema? ¿Crees que no tendrás problemas ganando algunos Mhz extra? Determinar el punto exacto entre el aumento de velocidad y el umbral de estabilidad demanda muchas pruebas, y por supuesto, herramientas adecuadas. Ya había sido mencionado en ocasiones previas, pero OCCT nunca había tenido una entrada dedicada hasta ahora. Con un total de cuatro pruebas, y varias opciones de configuración, OCCT te ayudará a saber si existe algún eslabón débil en tu proyecto de overclocking.
Aunque es cierto que llevar a un componente más allá de sus especificaciones originales puede afectar su vida útil (o terminarla de golpe), con las precauciones suficientes, un sistema que ya ha tenido su cuota de uso bajo parámetros normales puede ganar un poco más de velocidad si se realiza overclocking. Ahora, esto no es solamente elevar la frecuencia del procesador o la tarjeta gráfica. Aplicar overclocking en un ordenador puede demandar muchas horas, incluso días, para comprobar definitivamente si las nuevas frecuencias son estables.
No son muchos los programas que pueden llevar a un ordenador a su punto máximo de capacidad. Muchos “overclockistas” usan videojuegos como medida de estabilidad, pero si buscas herramientas específicamente diseñadas para hacer sufrir a un ordenador, necesitas algo al estilo de OCCT.
OCCT ofrece un total de cuatro pruebas principales: Dos para el procesador (una basada en un método interno, y la otra en Linpack), una para la tarjeta gráfica, y la otra para la fuente de alimentación. OCCT puede ejecutar estas pruebas hasta que aparezca un error, o durante una cantidad de tiempo que deberás especificar. También es posible modificar otras condiciones, como por ejemplo, si la prueba si debe usar todos los núcleos del CPU a la vez.
Probablemente la prueba más peligrosa sea la de la fuente de alimentación. Si es de buena calidad, la fuente debería ser capaz de soportar el estrés extra. Si existe una falla, en el mejor de los casos la fuente apagará a tu ordenador como medida de protección. Y en el peor, bueno… creo que puedes imaginarlo.
Esto nos lleva a la misma advertencia de siempre: Las pruebas de estrés pueden provocar daños en el ordenador (algo que también se aplica a herramientas similares y algunas utilidades de benchmarking), y OCCT no es la excepción. Tú eres el que hace clic para iniciar las pruebas, tú eres el responsable si algo sale mal.
OCCT ha adquirido una buena reputación en todos los años que lleva prestando este servicio. Por tanto, OCCT es completamente gratuito para uso personal, pero para uso profesional deberás comprar una licencia (los precios van desde un dólar por un mes y quince por una licencia perpetua, hasta 150 dólares para que funcione sobre una red).
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