De esta forma, lo que comenzó como un proyecto para correr Android en determinados modelos de netbook se ha convertido en un sistema operativo totalmente funcional aplicable a muchísimas combinaciones de hardware, pudiendo instalarlo como un sistema operativo en un equipo de sobremesa e incluso hacerlo convivir con otros en una misma máquina. De hecho, Android está basado en el kernel de Linux.

Al arrancar Android en un PC, éste creerá que estamos utilizando un tablet, aunque podremos utilizarlo perfectamente con teclado y ratón e incluso utilizar recursos compartido de la máquina como la conexión a Internet o los puertos USB, características que con cada nueva versión se van añadiendo.

Además, es posible virtualizar Android a través de conocidos programas para tal propósito como VMWare o VirtualBox, donde nos resultará mucho más fácil configurar y probar el sistema operativo.

Existen algunas diferencias evidentes, como el hecho de que funcionarán correctamente muy pocas aplicaciones, por lo que en caso de querer instalar Android para jugar, existen opciones mejores como el conocido Bluestacks. Este proyecto tiene su auténtico potencial en el uso por parte de desarrolladores; de hecho, vienen incluidas por defecto varias aplicaciones y herramientas de configuración para tal propósito.