La mayor preocupación de un programador es el código. El entorno en el que escribe sus programas debería ser como un guante, adaptándose a sus necesidades sin requerir su atención para operaciones triviales.

Algo así debieron pensar los creadores de SlickEdit. Su editor de código puede modificarse en aspecto y funcionalidad hasta límites insospechados. Hay tantas opciones que el cuadro de configuración incluye un buscador y un historial para recordar qué se cambió y cuándo.

Con soporte para más de 40 lenguajes en siete plataformas, SlickEdit procura alejar lo menos posible las manos del programador de su teclado. Puede emular el comportamiento de otra docena de editores (incluyendo Vim, Emacs o Visual Studio), así como definir atajos de teclado para casi cualquier acción. Si queremos mayor automatización, SlickEdit tiene su propio lenguaje de macros, Slick-C.

La gran cantidad de utilidades integradas, formatos automáticos e indicadores visuales de SlickEdit rodean al gran protagonista de la aplicación, el área de edición, donde un excelente coloreado de sintaxis y el autocompletado se unen a la posibilidad de pasar a pantalla completa y olvidarse de la excelente interfaz.

En SlickEdit es el usuario quien decide cómo debe comportarse el editor.