Segunda entrega de la serie Killing Floor que se caracterizará por ser “un juego tan enfermizo como sea posible”. El videojuego de acción está cargado de desmembramientos, explosiones de cuerpos y balas volando en todas direcciones, haciendo gala “del sistema gore más avanzado hasta la fecha”. En resumen: un shooter descerebrado, frenético y cargado de adrenalina donde no sólo importa matar, sino también hacerlo más rápido y de forma más efectiva que nadie.