Cuando Bolt Crank, nombre en clave Eat-Man, se come, literalmente, un arma, puede transformar la carne de su brazo en dicha arma.
Miembro de un equipo de mercenarios con extraños superpoderes, la exclusiva habilidad de Bolt y su gran carisma atraen a las chicas más dulces y bonitas.

Los que llegan a la habitación no son vistos por los humanos mortales hasta que la esfera no los «suelta» después de cada misión. Una vez que cumplen una misión pueden llevarse el equipo que se les entrega (como un arma, un traje especial…) a su casa o a dónde quiera que vayan.
Para cada misión se les da un tiempo limitado y cada vez que vuelven a la habitación, si es que sobreviven, se les otorgan unos puntos dependiendo de cómo actuaron al enfrentarse al objetivo.

Al comienzo, Sakura se percata de que ella es la única que puede ver a un compañero sentado a su lado, Rinne Rokudo, quien esperaba pacientemente para poder purificar el alma de un chihuahua gigantesco (aunque no lo consiguió hasta más adelante en el mismo capítulo). De regreso a su casa, se topa con un fantasma que está enamorado de ella y luego con el mismo Rinne, a quien intenta pasar de largo pensando que podría atravesarlo. Al no ser así, acaba enfrascándose en el trabajo de Rinne y se ve envuelta en el asunto y termina por ayudarlo en su trabajo de shinigami.

En este mundo, las bobinas ilegales poseen un poder que la policía intenta contrarrestar. Hacer frente a estas bobinas es el trabajo de Kyoma, cuyo encuentro con la androide-bobina Mira llevará a los dos a formar una peculiar pareja.