Los Goliat todavía recorren nuestro mundo: deudas, desastre, divorcio, engaño, enfermedad y depresión. Estas amenazas de tamaño gigante aún se muestran insolentemente y se pavonean en nuestras vidas, robándonos el sueño, apropiándose de nuestra paz y quitándonos nuestra alegría.
Usted conoce a su Goliat. Conoce su caminar, el estruendo de su voz. El se burla de usted por las cuentas que no puede pagar, la gente que no puede agradar, los hábitos que no puede romper, las fallas que no puede olvidar, y un futuro que no puede enfrentar.
En esta mirada profunda en la vida de David, usted puede leer su historia y preguntarse qué es lo que Dios vio en él. Su vida tiene poco que ofrecer al Impecable Santo Perfecto.
David, quien cayó tantas veces como estuvo de pie, tropezó tantas veces como conquistó. Cuando se concentró en Dios, los gigantes cayeron. Pero cuando se concentró en los gigantes… él tropezó.
Al igual que David, usted también puede enfrentar a su gigante, aún si no es el más fuerte, el más inteligente, el mejor equipado, o el más santo. Mientras estos gigantes tratan de dominarnos, ¡nosotros sabemos qué hacer!
Hemos aprendido lo que David aprendió y actuamos de acuerdo con lo realizado por él. Comenzamos a concentrarnos en Dios, recogemos cinco piedras, tomamos cinco decisiones y damos un golpe. Gigantes. Debemos enfrentarlos, pero no necesitamos hacerlo solos.
¿Cuándo fue la última vez que puso una piedra en su honda y se la lanzó a su gigante? ¡Levante sus ojos, aniquilador de gigantes! El Dios que convirtió a David en un milagro está de pie, listo para convertirlo a usted en un milagro. Si usted está listo para hacer lo mismo, deje que ésta historia lo inspire. El mismo Dios que ayudó a David lo ayudará a usted.