Crazy Machines 2 es un juego destinado a todo aquel que quiera estrujarse la cabeza, resolviendo enrevesados y alocados recorridos encadenados. Requiere de ingenio, agudeza y rapidez mental, aunque cualquier jugador podrá disfrutar sin ningún problema de los retos que nos impondrá el propio juego, incluida su inmensa comunidad online donde tú también podrás participar.
Los juegos de inteligencia siempre han sido bien acogidos por casi todo el mundo. Siempre resulta interesante poner en marcha tus engranajes para saber a qué nivel mental te encuentras y a qué nivel podrás llegar si te sigues esforzando día a día. Este género de juegos tiene un factor muy importante, los conocimientos y habilidades que se adquieren o potencian con ellos. Digamos que su finalidad es que el jugador aprenda y adquiera lo enseñado por el juego de una forma interactiva.
La saga antecesora de Crazy Machines fue “The Incredible Machine”. Allá por 1990 desarrollado por Dynamix y Sierra, fue una serie de juegos muy querida por los usuarios de PC. Tenía y tiene muy buena calidad en el planteamiento de juego, las físicas estaban muy conseguidas, era muy adictivo, se alejaba de los juegos de reacción rápida y de mucha acción y siempre con un toque cachondo típico de los juegos de la época. Como las viejas ideas de buena calidad nunca mueren, ahora de la mano de FAKT Software, nos acercan la segunda entrega de Crazy Machines con más elementos de construcción y misiones que nunca.
La descripción de un juego de este estilo es bastante sencilla. Hacer que uno o varios elementos lleguen a unos puntos determinados del recorrido, encadenando unas acciones con otras. Aunque a la hora de la verdad, hacer todo esto no es nada fácil. No os bastará con empujar una bolita por varias rampas y hacer que toque un interruptor. Tendréis que comeros el coco y pensar que elementos combinar con cual, para poder hacer que el zeppelin vuele impulsado por un ventilador, apague las siete velas de colores, empuje la bola de demolición para que así puedas romper la pared que te impedía activar la ballesta. ¿No os lo creéis?, pues seguid leyendo.
Una vez iniciamos el juego, apareceremos en una acogedora cabaña con varios elementos con los que poder interactuar. Y aunque sólo es el menú principal nos pasaremos 5 minutos como bobos lanzando de un lado a otro de la habitación todo lo que veamos en la pantalla, hasta podemos escribir y borrar en la pizarra de encima de la mesa. Una manera graciosa de darnos la bienvenida. No tiene gran variedad de menús, ni falta que le hace. También veremos en la esquina inferior izquierda de nuestro monitor, a un profesor casualmente parecido a Albert Eisntein, que nos guiará amablemente durante todo el juego, con sus comentarios ingeniosos y notablemente divertidos. Además parece que tiene una extraña adicción a coleccionar patitos de goma.