Es el año 533 d. C. En el último siglo, el Imperio romano de Occidente ha desaparecido de la faz de la Tierra.
Sin embargo, el bastión final de la gloriosa Roma aún pervive en el Imperio romano de Oriente; esta todavía formidable potencia anhela recuperar su antiguo esplendor.
El emperador Justiniano sabe que todo depende de una arriesgada jugada; una peligrosa empresa para recuperar lo que es suyo por derecho: reconquistar Occidente antes de que los valores antaño defendidos por Roma sean olvidados por la historia. Una hazaña titánica si tenemos en cuenta los nuevos reinos bárbaros que se han establecido y prosperado por todo el Mediterráneo. Solo hay un hombre capaz de llevar a cabo tal empresa.
El antiguo escolta de su padre, héroe de la batalla de Dara e inmisericorde represor de las revueltas de Niká.
Belisario es la última esperanza de un imperio moribundo; el último de los verdaderos romanos.