En un futuro no muy lejano los androides han llegado a ser de uso común. Rikuo, que ha tomado a los robots por sentado durante toda su vida, un día descubre que Sammy, su androide, ha estado actuando de forma independiente y que ha estado saliendo y viniendo por su cuenta. Él, junto con su amigo Masaki, siguiendo los movimientos de Sammy, encuentran un café inusual, “Eve no Jikan” (el tiempo de despertar). Nagi, la camarera, les informa que la regla principal de la cafetería es la de no discriminar entre los seres humanos y androides. Allí los androides no están obligados a mostrar sus anillos que los identifican como tales, y, cuando los clientes salen, la puerta se bloquea automáticamente por dos minutos para evitar que alguien los siga para descubrir su verdadera naturaleza.
Los primeros episodios implican conversaciones entre Rikuo (por lo general acompañado por Masaki) los clientes del lugar: el burbujeante Akiko, Chie y su anciano tutor, los amantes Koji y Rina, y otros. Estas conversaciones con frecuencia hacen alusión a las Tres Leyes de la Robótica de Asimov, destacando las interpretaciones de esas leyes, algunas de las cuales forman lagunas evidentes. La trama general implica el comienzo de la independencia mostrada por los androides, lo que hacen con la independencia dentro de los límites de las Tres Leyes, y lo que los motiva.