El punto de partida del juego es, cuanto menos, curioso. En el papel de un personaje llamado “K”, el jugador despierta con un resaca histórica, pero resulta que además ha sido mordido por un zombi y está proceso de convertirse en un muerto viviente. Solamente bebiendo Zombeer (ya sabéis, por eso de que la resaca se pasa más rápido con una cerveza bien fresquita) logrará frenar la transformación.